Recomendación

El Aceite de la vida

Madrid : Universal, DL 2001

El aceite de Lorenzo (Lorenzo’s Oil; George Miller, 1992)

 

¿Puede el amor de unos padres superar las barreras que establecen las altas instituciones? Este es el caso de la película El aceite de Lorenzo (Lorenzo’s Oil; George Miller, 1992), una historia David contra Goliath a la búsqueda de una cura a una extraña enfermedad, la adrenoleucodistrofia, que padece el hijo de la pareja protagonista con tan solo seis años. La película está basada en un hecho real: un vital Lorenzo ve progresivamente cómo su motricidad va menguando y, por consiguiente, lo hace también su interacción con el entorno. Sus padres, Michaela y Augusto Odone, inician una carrera desesperada para curar la enfermedad de su hijo, saltando las normas de la comunidad científica y médica. Augusto y Michaela, lejos de ser expertos en el campo médico, hincan codos día y noche para investigar en paralelo las causas de la patología. El filme muestra un protocolo científico que, en lugar de ver a personas que se acercan a un final próximo y fatal, ve un conjunto de muestras. Lejos de seguir un lento procedimiento, porque cada segundo cuenta, los dos noveles expertos desafían a toda una institución para darle veinte años más de vida a su hijo. Con ello, regalan una gran esperanza a todas las familias afectadas. 

La película es una clara crítica al método científico. A pesar de la inclinación religiosa que mantienen, los padres conocen perfectamente cuál es la vía para el “milagro”. En una sociedad donde el dinero es la prioridad, las comunidades más vulnerables y menos visibles ven en sus propias carnes la dejadez del sistema. Michaela y Augusto ven la espada de Damocles pender sobre la vida de su hijo. Por otra parte, el sufrimiento de Lorenzo parece no afectar a unos padres obsesionados con encontrar el preciado elixir. De esta manera, se abre un debate respecto al derecho a morir dignamente: ¿alguien preguntó al pequeño Lorenzo si quería pasar el resto de su corta vida en una cama? El amor a alguien puede llevar a no permitirle que se libere nunca del dolor, a cambio de una remota expectativa de mejora. De esta forma, la película abre un dilema sobre los límites del amor a un ser querido. Cómo si de un demoníaco sorteo se tratara, Lorenzo padeció una patología que limitó sus sentidos y, también, el sentido de su vida. Por otro lado, se muestra el esfuerzo desmesurado de unos padres en adquirir conocimientos simplemente yendo a instituciones accesibles al público, evidenciando que cualquiera puede luchar por aquello que le importa. La vida del matrimonio únicamente gira entorno al pequeño Lorenzo, y esa situación hace reflexionar sobre nuestra dependencia y fragilidad. Tras una montaña rusa de emociones, una esperanza emerge en forma de oro líquido. 

El largometraje consigue enganchar al espectador en la mayoría de sus escenas. Es complicado condensar la vida de alguien en solamente dos horas de metraje. Algunas partes de la película no aportan gran valor a la problemática abordada, y se desvían de la línea argumental.

La interpretación de la nominada al Oscar, Susan Sarandon, traspasa la pantalla hasta tocarte el alma. Nick Nolte, al contrario, encarna a un muy estereotipado italiano de gestos exagerados. Las escenas más destacadas son ensalzadas con adecuadas melodías. La imagen no tiene ninguna espectacularidad y se fundamenta en planos secuencia básicos mediante los cuales desplegar una historia que no requiere de grandes efectos visuales. El guion resulta algo forzado y provocará que el espectador deteste a la comunidad científica y su soberbia.

El resultado es una sucesión de altibajos emotivos que te empuja a empatizar con la frustración y el dolor de una familia ante un fin inevitable. Sin embargo, también despierta un cierto rechazo hacia el “egoísmo” de unos padres respecto al sufrimiento de sus hijos, un egoísmo que les impulsa a saltarse cualquier protocolo mundialmente establecido. ¿Os imagináis a millones de padres produciendo medicamentos por su cuenta? Por suerte de todos, nadie ingeriría lejía para curar un virus, ¿verdad?

 

Crítica elaborada per Raúl Parada de la Biblioteca Josep Soler i Vidal (Gavà) en el marc del projecte Escriure de cinema.​​​​​​​

29/04/2021